Ahora sí creo que es cierto que cuando las cosas pasan cuando menos
las esperabas, más te chocan. Recuerdo como si fuera ayer cuando con mis malos
tratos y mis gritos te angustiaron, y sé que tuve que pedir perdón por todo
eso, pero no lo hice, y hasta el día de hoy es que me arrepiento, por todo lo
dicho, por todo lo hecho, por todo lo que te defraude, por los perdón que nunca
sentí necesarios decir, pero que ahora me están ahogando.
Tras casi 4 meses después, todavía no logro olvidarme de ese momento,
ese instante, en el que me avisaron que
ya no estabas, que te nos habías ido, ¿Cómo? Siempre fuiste una luchadora,
nadie puede entender porque te fuiste. Te fuiste sin despedidas, sin avisos,
dejando atrás a una familia destruida, que día a día intenta unirse y apoyarse
los unos a los otros, pero sin vos es TAN difícil, eras el centro de la
familia. A nuestra forma cada uno de nosotros dependía de vos, y ahora que no
estas, nadie tiene donde apoyarse.
Y es tan difícil sonreír y fingir que está bien, porque no, no lo está.
Y duele, mucho. Y no hay día que no te extrañe, y no hay noche que no llore, odiándome
por como fui mientras seguías acá. Hoy más que nunca comparto la frase ‘uno no
sabe lo que tiene hasta que lo pierde’.
Abuela, me haces mucha falta.
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